Hay que resistir al hambre, al frío, a la violencia, a la
impotencia, al odio de los que queremos, al rencor, a la mentira y a la
tentación.
Resistir es amar a todos, también a quienes te odian. Es
tener el valor y el coraje de hacerle frente a nuestros propios demonios, ser
fuertes ante nuestros fantasmas y a nuestras partes más oscuras.
La resistencia es resignarse a algunas cosas, para lograr la
felicidad del otro, es pensar en los demás antes que en uno mismo.
La resistencia busca cambiar el rumbo de aquello que va
directo al abismo, lucha por todos los medios para sacar a flote aquello que se
está hundiendo y la mejor forma de hacerlo es no estar solos, avanzar todos
juntos.
Resistir no es dar la lucha por perdida, aunque se sienta
perdida, es luchar, siempre.
Resistir, es darse cuenta que sin el otro, no somos nadie,
no existimos. Es crecer, es aprender a decir no. Es pensar en la vida que
queremos darles a nuestros hijos y luchar por eso.
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